lunes, 12 de julio de 2010

Y si tu boca es pecado , tengo el infierno asegurado.


Se nos iba la vida en quitarnos la ropa en aquella pensión tan pegada a la playa, nos contamos mentiras, nos compramos promesas, nos hacian cosquillas las luces del alba. Se vestía deprisa, encendía un cigarro, me miraba a través del espejo del baño y se echaba a reir.

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